No desperdiciemos nuestra vida.




Una noche el señor se le apareció a Salomón y le dijo: "Pídeme lo que quieras" Salomón en lugar de pedir riquezas, optó por pedirle el tesoro de la sabiduría, y de un corazón sensato. La sabiduría que proviene del Evangelio, vuelve dócil e inteligente el corazón humano, proporciona razón y discernimiento, para detectar los falsos valores y lo que hace daño.


En alguna de sus parábolas Jesús nos habla del tesoro perdido: un hombre compra un campo y en la segunda una perla muy fina, en ambas circunstancias el protagonista vende todo lo que tiene para adquirir el terreno y la fina perla. El tesoro es la fe, el campo es el mundo y el personaje puede ser cualquiera de nosotros, encontrar la fe es encontrar el tesoro, pues por ella encontramos a Dios.



Ser creyente es una fortuna, una ganancia, pero para adquirir ese tesoro hay que vender egoísmos, orgullos, codicias, idolatrías, apegos equivocados  a cosas inútiles; entonces experimentamos una gran alegría y la paz en el corazón como el hombre de la parábola.


Hay quienes están atrapados por el anzuelo diabólico de engañosos tesoros, que los alienan y dividen: el alcohol, la droga, la pasión incontrolada por el dinero, el poder, y la sexualidad prostituida, la "buena vida" son tesoros que no liberan sino que nos esclavizan cada día más.


Recordemos que un día el Señor nos pedirá cuentas de nuestras acciones y no quisiéramos ser colocados entre los que han desperdiciado su vida.


Si hoy pudieras conseguir lo que quisieras por medio de un acto milagroso, ¿qué solicitarías? ¿estarías dispuesto a cambiar la felicidad por aquello que parece serlo? Lo cierto es que todos los días hacemos elecciones que pueden cambiar definitivamente nuestro rumbo y devolvernos al camino que un día siendo niños habíamos soñado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS SERES VIVOS Y LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA

CONTRIBUCIÓN A LA FORMACIÓN DE LAS FAMILIAS

Un centro educativo no es solo un lugar de trabajo