El primer autor nos presenta un proceso
sobre el desarrollo de la educación tecnológica, la que podemos asimilar un
poco con la necesidad de incorporar dicha visión al modelo de trabajo
agropecuario. Así decide presentar su proceso de desarrollo en el mundo se ha
venido transformando de manera rápida de acuerdo con los avances en las
ciencias y en la producción en los últimos cuatro siglos. Entre la Edad Media y el
Renacimiento, el aprendizaje de la técnica no requería conceptos teóricos,
principios o leyes científicas, sino que era un conocimiento empírico o
práctico fundamentado en la observación, en el ensayo y error y transmitido de
manera directa y oral a través de las escuelas de aprendices fundadas por los
gremios de artesanos o de quienes dominaban un arte u oficio. Al finalizar la Edad Media , de acuerdo
con Bowen (1992), las universidades estaban orientadas fundamentalmente a la
teología, derecho y medicina, mientras que las artes y los oficios eran
responsabilidad de dichas escuelas controladas por los gremios. El desarrollo
de la Revolución
Industrial empezó a exigir de los maestros más calificados
las bases conceptuales o teóricas para poder desarrollar su trabajo. “El avance
en matemáticas, física, navegación, astronomía, balística, hidráulica, minería
y arquitectura, entre los siglos XIV y XVI, y la rápida difusión de estos
conocimientos gracias a la imprenta (1453), requirieron la formación
sistemática de los primeros grupos de ingenieros, también llamados inicialmente
tecnólogos.” (Gómez, 1995: 16)
Está claro en la historia de la
educación que el siglo XVI fue una época considerada como de alta valoración de
la educación hasta el punto que personajes como Erasmo y Lutero plantearon la
importancia de la educación para el desarrollo intelectual con la
característica de diversificarlo y ampliarlo a lo que en esa época se llamó lo
nacional y vocacional.
En el siglo XVII se incrementan las
escuelas para la educación de ingenieros militares debido a las políticas de
expansión de los diferentes imperios que existían en la época que fundamentaban
sus dominios sobre las diferentes colonias con base en su poderío bélico.
En el orden latinoamericano, los
procesos de formación tecnológica en el continente han estado cruzados por el
desarrollo en los contextos laboral, tecnológico y educativo y condicionado en
y para las estrategias económicas y sociales diseñadas por los diferentes países.
De acuerdo con Weimberg (1999), las principales tendencias de la formación
tecnológica en el continente son:
1.
Un progresivo acercamiento de metodologías, contenidos y estrategias
entre los campos de la formación profesional y de la educación media técnica.
2.
Una revisión de otras áreas de la educación general, como la educación
de adultos, que se desplaza de los enfoques más asistencialistas y remediales,
al enfoque de una educación para el trabajo productivo.
3. Una reformulación de los conceptos
básicos de la formación, antes más ligados a la idea de adiestramiento, hacia
un enfoque más amplio e integrador, representado en buena medida por los
modelos de formación por competencias laborales.
Aprender a
conocer,
combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de
profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone,
además, aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece
la educación a lo largo de la vida. Aprender
a hacer a fin de adquirir no sólo una calificación profesional sino, más
generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a
gran número de situaciones y a trabajar en equipo. Pero también, aprender a
hacer en el marco de las distintas experiencias sociales o de trabajo que se
ofrecen a los jóvenes y adolescentes, bien espontáneamente a causa del contexto
social o nacional, bien formalmente gracias al desarrollo de la enseñanza por
alternancia. Aprender a vivir
juntos desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de
interdependencias realizar proyectos comunes y prepararse para tratar
conflictos respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz. Aprender a ser para que florezca mejor
la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente
capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Con tal fin,
no menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo:
memoria, razonamiento, sentido estético, capacidades físicas, aptitudes para
comunicar... (Unesco, 1996: 109).
Para concluir, cito la
tesis de la docente Nidia Benitez, de la institución educativa agropecuaria san
Alfonso del municipio de Balboa – Cauca, en dicho trabajo nos ofrece una
perspectiva académica desde el arraigo que produce el sentido de pertenecía a
la utilidad práctica que puede inculcarse desde la modalidad técnica en una
Institución Educativa.
Su visión desde su
experiencia docente, me permite observar como lo pedagógico y curricular; ha
considerado que la educación rural tiene una perspectiva compleja en cuanto a
la educación agropecuaria como eje articulador del modelo pedagógico,
curricular y finalmente en la conexidad con la comunidad misma y su aporte al
desarrollo social, si bien en la Institución se realizan experiencias que
consolidan en cierta medida acciones encaminas al emprendimiento y sentido de
pertenencia a la organización educativa; por el otro lado fluctúa los intereses
de la sociedad. Entonces se presenta la dualidad de la cultura del pensamiento
institucional y el globalizado.
En una institución de
esta modalidad la educación agropecuaria debe ser el eje articulador del modelo
pedagógico, curricular con el contexto de la comunidad local, se está
trabajando en esto desde el enfoque agrícola pero todo esto es un proceso que
poco a poco la misma comunidad educativa va a entender y a tomar conciencia.
Las visiones
anteriormente leídas, desde un vistazo rápido nos permiten encontrar coherencia
con la necesidad investigativa que he propuesto por medio del presente
documento.
Finalmente, la revista
mexicana de agro-negocios desde su investigación sobre la creatividad para el
desarrollo de formación en la actividad para el campo, nos propone que en lo
pedagógico y curricular; desde la perspectiva del servicio que debe prestar a
la comunidad a la que pertenece el modelo educativo que dentro de la autonomía
escolar se pacta como proyecto de articulación entre entidad escolar y las
familias y demás integrantes del entorno geográfico y comunitario donde está
presente la Institución.
Es posible que no sean
muy amplios los antecedentes del proceso de gestión escolar aplicada a la
modalidad agropecuaria en el carácter educativo, pero también es cierto que las
investigaciones presentes han sido lo suficientemente serias, detalladas y
aplicables a la intención de nuestra actividad pedagógica.
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