¿DÓNDE ESTA... DÓNDE LO HAN PUESTO?


Este es el primer día de la semana, el primer día para los cristianos de todos los tiempos, el Domingo mayor de los Domingos y de todos los días durante el año litúrgico. Domingo en el que proclamamos y celebramos el más grande acontecimiento y fundamento de nuestra fe: La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Y con la Resurrección de Cristo, proclamamos y celebramos la Resurrección de todos los hombres y mujeres que, en seguimiento del Crucificado, experimentan ya no la vida de esclavos sino la vida nueva de hijos de Dios y hermanos de todos los hombres y mujeres.
Porque esta es la mayor prueba de que Cristo resucitó y vive: los millones de hombres y de mujeres que – a lo largo de la historia de veinte siglos – abandonando lo viejo, transformaron y transforman sus vidas, renuevan sus mentes y corazones, sus criterios, sus valores a la luz del evangelio del Maestro de Nazaret.
Son estos hombres y mujeres nuevos los que mediante el testimonio de su amor, sus hechos y sus palabras, hacen presente a Cristo Vivo y Resucitado en la historia. Porque en esto sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, en que nos amamos los unos a los otros.
De lo contrario, si permanecemos como hombres viejos y de lo antiguo, viviendo en la esclavitud de la ley, en el pecado, en la muerte, vana es nuestra fe, vana nuestra predicación y vana, también, nuestra esperanza y nuestra celebración de la Resurrección de Cristo.
¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!. Hoy, nosotros los que nos llamamos “cristianos” ¿dónde los hemos puesto?
Los cristianos hacemos presente a Cristo Resucitado y Viviente en el mundo cuando – a su imagen y semejanza – construimos espacios de vida abundante, de salvación, de liberación, de esperanza, de solidaridad, de justicia y fraternidad para la paz, que es vida plena, vida feliz, vida eterna; en contra del hambre, de la tristeza, del pesimismo, del derrotismo, de los egoísmos, de la mentira, de la injusticia, de la destrucción, de las divisiones, de la intolerancia, de la violencia, de las guerras, de la muerte.
¡Aleluya! ¡Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo! Cristo resucitó y nosotros con El!

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